Caos de Viernes por la tarde
Los viernes son geniales. ¿A quién no le agradan los viernes? Sobre todo por la tarde, cuando ya las responsabilidades van mermando y se acerca el fin de semana. A quién no le agradan los viernes por la tarde. ¿A vos te agradan?, ¿verdad que sí?...
Ok. A mí NO.
Hay motivos, claro. No sé si entendibles pero sí motivos al fin. Resulta que el fin de semana es previo a los lunes, y los lunes son el comienzo, el principio de las semana en donde todo debe empezar. Todo debe tener un punto de partida los lunes. Es como una ley. Uno empieza a estudiar el lunes, empieza el gimnasio el lunes (y lo deja el miércoles, con suerte), empieza la dieta el lunes y todo el lunes. Y yo tengo la suerte de que varias cosas de las que soy responsable... ¡zas!, deben comenzar los lunes.
Y juro que no es desorganización mía. O sea, soy bastante organizado para laburar. Trato de seguir un orden, me hago mi listita de tareas diarias con los tiempos que pueden llegar a llevarme, intento mantener la calma ante situación complicadas... no sé si se entiende. Pero los viernes a la tarde me superan porque surgen los contratiempos, lo que no estaba en los planes, lo que por la mañana era "no" y a las cuatro de la tarde se convirtió en "si" por arte de magia. Por eso.
Y escribo este post hoy martes porque mañana es feriado nacional y es exactamente lo mismo: todo tiene que pasar el jueves... ¿pero cómo?, ¿no era los lunes?... ahhh, no, pero mañana es feriado... el jueves. Todo el jueves.
Y así estoy, atajando penales hasta último momento, haciendo malabares con el teléfono fijo, el Nextel pedorro y el Blackberry (que no es mío, lógico, sino estaría contento). Rogando bajar la escalera por última vez y subiéndola de nuevo a las corridas. Caótico. Los viernes a la tarde son caóticos, y las tardes previas a un feriado también. No me gustan. Las detesto.
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