Que no pase
Leo en el Suplemento Si! de Clarín que el sábado puede llegar a ser el último recital de Alejandro Sokol junto a Las Pelotas y no puedo evitar sentirme algo angustiado. Cuando salió "Esperando el Milagro", hace ya cinco años, una persona que seguía la banda desde mucho tiempo antes que yo me preguntó retóricamente "¿No te da la sensación de que no van a durar mucho más?, Sokol ya casi no participa"... en su momento no estuve de acuerdo, pero en "Basta!" es más que evidente que la participación de la primer voz de la banda ya no es la misma.
No puedo evitar sentirme angustiado porque si me pongo a contar las entradas que tengo de recitales a Las Pelotas debo superar las diez por abajo de la pata, lo cual particularmente creo que es una cifra interesante. Ir a ver más de diez veces a una banda significa ser un fiel seguidor, y yo creo que de Las Pelotas soy un fiel seguidor. Cada vez que se daban una vuelta por La Plata, ahí estaba yo arriando amigos, quienes varias veces me siguieron pese a no sentirse tan identificados con la banda.
Me siento angustiado sobre todo porque Sokol me divierte. Me hace reír en pleno pogo. Me cae muy bien el tipo. Está loco, de remate. En serio. Pero me cae muy bien. Justamente ayer estaba escuchando "Todo Por Un Polvo" y pensaba en cuándo los podría ir a ver (en el Quilmes Rock no, a ellos solos...) Las Pelotas siempre generaron eso en mí: escucharlos y que enseguida me den muchas ganas de ir a verlos en vivo... pero con Sokol. Sin él es como que se me van las ganas, es raro de explicarlo. Seguro tienen millones de motivos para echarlo al carajo, pero seguro ya no va a ser lo mismo. La banda va a cambiar muchísimo sin él en escena. Quizá no musicalmente, pero sí en vivo. Y eso es lo que yo más disfruto, y por eso me angustio. Ojalá no pase, ojalá se quede... pero qué difícil que parece.
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