sábado, 19 de julio de 2008

Alegria - Cirque Du Soleil

Lo primero que me llamó la atención fue el tamaño de la carpa principal. Me imaginaba algo mucho más grande de lo que en realidad es... fue una sorpresa grata que con las entradas más baratas (que de baratas no tenían nada) teníamos el escenario a no más de quince metros. 

Decir que el Cirque du Soleil es un espectáculo impresionante no devela nada nuevo: yo había tenido la oportunidad de ver algún show de ellos en video, y se nota que es genial. Pero estar ahí, verlo en vivo, es otra historia totalmente diferente: hubo momentos en que me daban ganas de llorar por lo que estaba viendo. 

Daba la sensación que muchos de los artistas que pisan el escenario no tuvieran centro de gravedad. Son tan perfectos los movimientos que hacen, como saben caer, las acrobacias y la agilidad que daba la sensación de que los tipos volaban bajito. Flotaban. Una delicadeza en los movimientos que no recuerdo haber visto nunca.

El punto fuerte está al final con el show de trapecistas (impactante, vertiginoso y perfecto); pero a mí me llegó más el segmento de las camas elásticas. Ése fue el momento en que me pareció que los tipos volaban: no se puede creer con que gracia y calidad saltan, giran, caen, corren... impresionante.

En fin: hablar de Alegria y del Cirque du Soleil no tiene mucho de novedoso, pero no quería dejar de plasmar un poquito mis sensaciones. Es un espectáculo inolvidable, y no dudo en ponerlo en mi top tres de vivencias extremadamente reconfortantes. Genial.

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