Definitivamente, ya no estoy para largas noches de rock en plena muchedumbre. Aún me duelen los pies, y las piernas, y todo... me duele todo. Y eso que fui a ver Dave Matthews Band y no cualquier otra banda de rock que amerite pogos más estruendosos. Aunque creo que me morí físicamente con parte de la previa: "Ciudad de Pobres Corazones" de Fito acompañado con Fernando Ruiz Díaz de Catupecu fue genial. Y me morí ahí.
Pero vayamos al plato fuerte. Musicalmente hablando, Dave Matthews Band es alucinante: suenan frescos, limpios, y tienen una tremenda actitud arriba del escenario. Como show enmarcado dentro del Pepsi Music se lucieron y mostraron un gran oficio cuando se quedaron mudos por un corte de luz de quince minutos; la batería siguió sonando y el bajo acompañaba, mientras el frontman bajó del escenario a la altura del público y matizó el momento de la mejor forma.
Cuando voy a un recital,
suelo intentar descubrir los momentos en que mejor me sentí y que más disfruté, y con este show los picos fueron lógicamente el comienzo con
"So Much To Say",
"Ants Marching" fue el pogo más lindo y el final (antes de los bises) con
"Don't Drink The Water"... no tocaro
n "What Would You Say", lo cual me extrañó (y extrañé la canción, lógico), pero sí se despacharon con
"Crash Into Me", "Satellite" y
"All Along the Watchtower": todos temas que esperaba escuchar.
Pero más allá de las canciones que tocaron y las que dejaron de lado,
el espectáculo fue pleno: la voz, la actitud, los músicos (según mi amiga Nadia, el guitarrista
"alcanza niveles espirituales muy altos"... aludiendo a sus solos, espectaculares) y el público se combinaron perfectamente. Me gustó mucho, realmente, aunque lo ideal sería verlos en otro contexto: una fecha en el Luna Park, por ejemplo, o un par de fechas en algún teatro de Capital: no es una banda muy convocante y se disfrutaría mucho más un espectáculo
en un lugar más íntimo, por llamarlo de alguna manera.
Pero lo importante es que vinieron, tocaron, y los ví...
nunca pensé que lo iba a poder hacer.