Acerca de mi nuevo trabajo...

Eso de arrancar el día afeitado al ras y de traje y corbata me hace sentir hasta ridículo... pero son las reglas del juego. Aparte, es hasta que entro al laburo: ahí adentro todos se visten igual y no es tan grave. Definitivamente pasar de trabajar de una PyME a un Ministerio de la Nación tiene sus contrastes.

Muchos me dicen que estoy del tomate por viajar todos los días a Capital Federal desde La Plata. Está bien, van sólo dos días, pero no me parece algo tan traumático. Creo que voy a soportarlo bien: voy leyendo diarios, escuchando música, durmiendo... es más llevadero de lo que muchos creen. Aparte, el colectivo me deja a menos de quince metros del edificio donde trabajo. Punto a favor.

Lo que estoy haciendo me gusta mucho. Contrariamente a lo que en un primer momento imaginé, la administración pública es una mina de oro por descubrir para un comunicador: se pueden hacer muchísimas cosas, mejorar muchas más e innovar y proponer a montones. Claro que hay que estar en el lugar indicado, lugar en el que por suerte creo estar.

El grupo de trabajo parece muy piola, mi jefe es mi amigo, tengo escritorio, mañana tendré computadora, una hora para comer, horario de entrada a elección y de salida de acuerdo al de entrada... todo parece estar encaminado para que las cosas salgan bien. Creo que después de mucho-mucho-mucho tiempo he tomado una decisión correcta, y eso me pone muy contento.