lunes, 5 de enero de 2009

Regreso de mis vacaciones inesperadas

Mis vacaciones inesperadas estuvieron muy bien. Fueron doce días en los que hice lo que quería: descansé, compartí momentos con amigos que no veo seguido y con amigos que sí veo a menudo, tuve almuerzos y cenas en familia (los cuatro, o los cinco, ya casi es lo mismo :o) Viajé un poco, disfruté del río y la playa, trabajé muy poquito y la pasé muy bien.

El punto alto fue el fin de semana en Las Grutas, dos días y medio hermosos, con muchas anécdotas, dias de playa interminables (¡hasta las 22.30hs!) y embriaguez de las lindas, esas divertidas y poco papeloneras.

Pese a que Las Grutas es hermoso, mi gran debilidad sigue siendo El Cóndor (conocido por la gente de la zona como “La Boca”); me importa un carajo el viento, el frío de la tarde y el agua amarronada: mi casa, mi familia y mis amigos lo pueden más.

También anduve una tarde por La Lobería, a sólo 60km de Viedma: una playa espectacular que siempre disfruté mucho, pero que no visito seguido no sé bien por qué. El Mehari de Emi se la bancó muy bien y metimos un promedio estimado de 70km/h, lo cual es un montón para el Blanquito Fundido de mi amigo.

Y eso fue todo. Vacaciones simples y gasoleras, sin lujos ni cosas extrañas. Lo básico. Lo seguro para disfrutar lindo. Nada mejor que eso.

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