El Abogado del Diablo
El otro día, en esas charlas de almuerzo de oficina de la que se puede empezar hablando de fútbol y terminar hablando de cómo hacer una tortilla de papas con papas fritas de copetín, nos pusimos a hablar de cine como si entendiéramos algo. Fue divertido, sólo dijimos obviedades: "Susan Sarandon es una fenómena"; "Me encanta Kevin Spacey"; "Edward Norton es el mejor" y todas cosas que ya todo el mundo recotra sabe.
Como estábamos diciendo obviedades, era obvio nombrar a Al Pacino; y (repito), como estábamos diciendo obviedades, era obvio citar su monólogo de dos minutos de El Abogado del Diablo.
Yo una vez lo transcribí en un Word, sólo para tenerlo guardado en la PC porque me parece una gran verdad lo que dice, más allá de entrar en dicotomías y discusiones y debates que esto pueda generar. Convengamos que la imagen de Dios es la imagen que nos pretende inculcar la Iglesia y toda esa parafarnalia. Seguramente que si alguna vez existió no fue como nos lo mostraron... pero bueno. Acá les dejo el video, con la transcripción más abajo:
¿Por quién estás
cargando tanto ladrillo? ¿Por Dios? ¿Ese es el problema? ¿Dios? Mira, te voy a
dar un poco de información de primera mano sobre Dios.
A Dios le gusta
mirar. Es un travieso. Reflexiona. Le da al hombre instintos. Te da un don
extraordinario, y luego, ¿qué hace?.. te juro que por diversión propia, para su
propio rollo cósmico privado de chistes, ¿qué hace?... ¡pone las reglas en
oposición!... Es la gran broma. "Mira, pero no toques." "Toca,
pero no pruebes." "Prueba, pero no tragues." Y mientras estamos
saltando de un pie al otro, ¿qué hace EL? ¡Está riéndose a carcajadas, el muy
enfermo! ¡Es un mojigato! ¡Es un sádico! ¡Es un casero ausente! ¿Venerar eso?
¡Nunca!
¡¿Por qué no reinar
en el infierno antes que servir en el cielo?! ¡He estado aquí, abajo, con la
nariz en el suelo, desde el principio! ¡Le he proporcionado al hombre todas las
sensaciones que ha buscado! ¡Le he suministrado lo que ha querido y nunca lo he
juzgado! ¿Por qué? ¡Porque yo nunca lo rechacé, a pesar de sus imperfecciones!
¡Soy un admirador del hombre! Soy un humanista. Quizá el último humanista.
¿Quién, estando en sus cabales podría posiblemente negar que el siglo XX ha
sido completamente mío? ¡Todo Mío! Estoy
llegando a mi tope. Este es mi momento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario