El milagro de tener teléfono
El 19 de Septiembre publiqué la entrada "Boicot, ¡¿contra mí?!", en la cual contaba que me había quedado sin teléfono fijo, estaba a punto de quedarme sin celular y tenía la conexión de Internet funcionando a un cuarto de lo que debía.
El celular sobrevivió al tramiterío de que me llegue la factura a mi casa, la conexión no me interesa mucho porque sea como sea la voy a reducir, y aunque no se puede creer, el fijo seguía mudo a pesar de los reclamos, denuncias en Defensa al Consumidor y pago de las facturas en término...
Hoy estaba rutinariamente embarcado en la lectura de mis blogs favoritos y así de golpe, casi asustándome, sonó el teléfono fijo. Primero no reconocí el sonido, no por bruto, sino porque cambié el aparato y no había podido probarlo. Así que esa fue mi primera sorpresa.
La segunda fue precisamente que estaba sonando el teléfono, lo cual significaba que tenía teléfono, lo cual implicaba que mis reclamos y los de mi viejo (el titular de la cuenta) sí dieron algo de resultado. Digo "algo" porque después de dos meses y medio de reclamos no se puede decir que Telefónica fue efectiva con las gestiones. Como siempre, bah.
Enseguida marqué el primer número que me aprendí de memoria... "¡Vieja!, ¿a que no sabés de dónde te estoy hablando?" me faltó decirle a mamá. Se reía la petisa, más vale. Después llamé a mi hermano (a quien había querido llamar cuando me dí cuenta que no tenía todo, ¿se acuerdan? :o), y ahí cerré la historia. Es como que cerró el círculo del segmento de mi vida en que los chantas de esa cosa que se llama empresa de telefonía me dejaron sin mi aparatito ring-ring.
Iba a terminar en el diván si eso no sucedía...
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